Normalmente asociamos el dolor extremo a una quemadura, una fractura, un corte profundo con un cuchillo o cristal, un arma de fuego…
¿Pero qué pasa cuándo percibes esa misma sensación de dolor intenso, pero sin una explicación aparente para justificar ese dolor?
Me refiero a despertarte a media noche en tu cama con un dolor intenso en tu pierna pensando que es que te estas clavando trozos de cristal y descubres que el el roza de tus sábanas.
Estar en la ducha y que las mini gotitas de agua caliente caigan en tu piel como si fuesen puntas de cuchillos.
O que te pinchen para sacarte sangre y sientas esa aguja ridículamente y fina como si te atravesaran con un cuchillo jamonero y lo retorciesen.
Seguramente estés pensando que esas personas están exagerando de una forma demasiado extrema, y no los creyeses.
Eso es lo que les pasa a los pacientes de hiperalgesia, que ni los propios especialistas de la salud los creen, pensando que el paciente está mofándose o exagerando.
Así que hablamos que pacientes de hiperalgesia cuando tu cuerpo reacciona ante cualquier estímulo con un dolor extremo.
Y es que ciertas personas tienen una sensibilidad al dolor tan alta que cualquier roce les genera malestar.
Trataré de explicaros, a lo largo de este artículo, qué es la hiperalgesia, que causas la provocan y como se trata.
Os explicaré también los distintos tipos de hiperalgesia que se han descrito hasta el momento, así como la relación de este fenómeno con otro muy similar: la alodinia.
¿QUÉ ES LA HIPERALGESIA?
Como ya os he intentado de explicar, la hiperalgesia se define como un incremento mantenido en la sensibilidad al dolor.
Por lo que en las personas que sufren esta alteración el umbral sensorial a partir del cual se experimenta dolor se encuentra reducido.
De modo que estímulos que no resultarían muy dolorosos para la mayoría de personas sí pueden serlo para quienes tienen hiperalgesia.
¿CUALES SON LAS POSIBLES CAUSAS DE LA HIPERALGESIA?
En ocasiones las lesiones traumáticas causan daños en las fibras nerviosas que transmiten las sensaciones táctiles al cerebro.
Cuando esto ocurre es posible que la percepción de dolor se intensifique a causa de una sensibilización del sistema nervioso; cuando esto sucede hablamos de hiperalgesia.
De tal modo que la hiperalgesia puede estar producida por distintas causas, como lesiones en los nociceptores (células que detectan las señales de dolor) o el consumo prolongado de opiáceos como la morfina y la heroína.
Así pues la Hiperalgesia será un fenómeno transitorio o crónico, en función de la causa específica que lo provoque o la forma en que se trate.
Para la mayoría de casos la hiperalgesia se debe a la sensibilización de las fibras nerviosas periféricas a causa de lesiones focales.
Éstas provocan respuestas de tipo inflamatorio o alérgico, aumentando la liberación de sustancias químicas relacionadas con el dolor.
Reacciones, que como ya he comentado antes, pueden cronificarse en determinadas circunstancias.
¿CUAL ES SU REALCIÓN CON LA ALODINA?
La hiperalgesia se relaciona de forma estrecha con la alodinia, que consiste en la aparición de sensaciones de dolor en respuesta a estímulos que son objetivamente no dolorosos.
Como pueden ser el hecho de pasarse un cepillo por el pelo o entrar en contacto con agua a una temperatura ligeramente elevada.
Con frecuencia se estudia la alodinia y la hiperalgesia de forma conjunta debido a que existen similitudes notables entre ambos fenómenos.
En muchos casos la diferencia entre ambos fenómenos se limita a la intensidad de la estimulación.
Por lo que hablamos de alodinia cuando el dolor no debería aparecer, y de hiperalgesia cuando es más intenso de lo que cabría esperar.
Tanto la hiperalgesia como la alodinia han sido asociadas a alteraciones en el sistema nervioso central y periférico que provocan una percepción exagerada del dolor.
Se hipotetiza que la fibromialgia, la migraña y el síndrome de dolor regional complejo también se relacionan con disfunciones similares.
¿QUE TIPOS DE HIPERALGESIA EXISTEN?
Existen distintos tipos de hiperalgesia en función de las causas de su aparición y del tipo de estímulos que provoquen el dolor.
Pero yo sólo os hablaré hoy de los más relevantes.
Primaria:
La hiperalgesia primaria aparece como consecuencia de una lesión.
Consiste en un aumento en la sensibilidad de las terminaciones nerviosas de los nociceptores en la región dañada.
Aunque también implica alteraciones en el procesamiento de las señales de dolor a nivel del sistema nervioso central.
Secundaria:
A diferencia de lo que sucede en la primaria, en la hiperalgesia secundaria las sensaciones dolorosas se producen en regiones distintas a la de la lesión.
No obstante, puede utilizarse tanto para hablar del dolor excesivo en áreas que circundan a la que se encuentra dañada como en otras más lejanas.
En este caso la hiperalgesia no se debe a la sensibilización de las fibras de los nociceptores sino que es atribuida exclusivamente a disfunciones del sistema nervioso central.
Aun así es necesaria la estimulación para que la persona sienta dolor; en caso de que esta no se produjera hablaríamos de alodinia.
Inducida por opiáceos:
Si se mantiene a largo plazo, el consumo de opiáceos como pueden ser la morfina, heroína, metadona, hidrocodona, oxicodona, …, puede provocar una sensibilización nerviosa a los estímulos dolorosos.
De hecho parece que incluso la toma puntual de estas sustancias tiene el potencial de producir síntomas pasajeros de hiperalgesia y alodinia.
Térmica:
Hablamos de hiperalgesia térmica cuando el estímulo que provoca el dolor se relaciona con la temperatura.
En estos casos la persona siente un dolor excesivo al entrar en contacto con estímulos calientes o fríos.
Mecánica:
La hiperalgesia mecánica aparece como consecuencia de sensaciones de presión, vibración, punción, roce, …, que activan los nociceptores mecánicos del sistema nervioso periférico.
Podemos distinguir dos subtipos de hiperalgesia mecánica: la estática y la dinámica.
La primera se asocia a un único contacto con el estímulo doloroso, mientras que la hiperalgesia dinámica se da cuando el objeto está en movimiento.
Motora:
Los movimientos musculares y articulares normales, por ejemplo los que están implicados en conductas como caminar o levantarse de un asiento, pueden provocar dolor intenso en personas con hiperalgesia.
¿QUE TRATAMIENTOS SE SUELEN UTILIZAR?
Aunque el tratamiento de la hiperalgesia debe adecuarse a las causas concretas de la alteración, en general suele tratarse utilizando medicamentos analgésicos.
Lo mismo sucede con la alodinia, el dolor neuropático y otros trastornos relacionados con la percepción anómala del dolor.
De este modo suelen utilizarse fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno y la aspirina, glucocorticoides (cortisol, prednisona…) o anticonvulsivos como la pregabalina y la gabapentina.
Así como antagonistas de los receptores NMDA y opiáceos atípicos, por ejemplo el tramadol.
Lamentablemente, con frecuencia nos encontramos que es difícil de encontrar la medicación más adecuada para cada paciente con hiperalgesia.
Por lo que es probable que haya que probar distintos fármacos analgésicos antes de poder tratar el dolor de forma efectiva.
En el caso de la hiperalgesia debida al consumo de sustancias, como sucede en pacientes crónicos hipersensibilizados a causa del abuso de morfina u otros opiáceos, la investigación ha revelado que, paradójicamente, la reducción de la dosis puede ser útil para aliviar las sensaciones de dolor.
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