El dolor neuropático es ese fantasma que llega sin avisar y sin ser visto, y se mete dentro de ti. Que se apodera de tus noches,  haciendo que no seas tú mismo. 

Te quita una gran parte de ti, ya que no te deja pensar, no te deja descansar, la medicación suele ser a base de opiaceos que hacen que te de somnolencia.

Hace que se te olviden las cosas, y todo va como más lento. Y todo eso te afecta a tu día a día más de lo que uno pueda llegar a imaginar

Vivir con dolor es muy complicado, algo que tan solo saben las personas que viven con él y las personas más allegadas que conviven con ellas.  

De echo podría en duda la palabra “vivir” ya que en muchas ocasiones y muchos días más que vivir se sobrevive. 

Todo conlleva un sobre esfuerzo, mientras que el mundo sigue girando a la misma velocidad. 

El mero hecho de levantarte ducharte y hacer la cama puede llegar a ser todo un reto. 

Por desgracia esto se exterioriza en muchas ocasiones a los ojos de los demás con que eres un vago, no quieres hacer las cosas o no te esfuerzas lo suficiente. 

Pero el que los de alrededor no lo tengan en cuenta es culpa de nadie, ya que nadie ve las agujas que se te clavan en las piernas mientras te subes el pantalón o el simple roce de las sábanas. 

Ni los trocitos de cristal que te arañan cuando te cae el agua en la ducha o el ardor que da el cambio de temperatura. 

Pero que no se vea no quiere decir que no se sienta. Y no sólo se siente, sino que lo arrastras durante todo el día y la noche.

Por lo que terminas agotado, tu cuerpo está en tensión todo el día a pesar de que la medicación te deja bajo mínimos. 

Pero creo que lo peor de todo es cuando los especialistas en Salud también te juzgan y te ponen en duda.

Puede que sea lo más frustrante de este tema, tener que dar explicaciones una y otra vez y que no sirva para nada o simplemente para que te deriven a Salud Mental. 

Pero como he dicho antes, el mundo sigue girando. Y yo, con el tiempo, he aprendido a girar, pero más despacio. 

Si me tengo que parar me paro. Pero para coger carrerilla para el día que el dolor me da una tregua poder coger el ritmo. 

Porque si dejamos que ese fantasma llamado dolor nos invada… ¿qué nos queda? 

Tenemos que intentar que no todo gire en torno al dolor, aunque en algunos momentos del día eso es complicado… es bueno salir, ser independientes e intentar tener un hobby que nos distraiga y aferrarnos a esas cosas. 

Es cuestión de aprender que nuestro dolor es caprichoso y que no nos dejará hacer planes en muchas ocasiones.

Pero para eso estamos nosotros, para improvisar y aprovechar al 200% el día que podemos hacer cosas, por esos días que estamos al 5%. 

Y tú… ¿cómo sobrevives al dolor?

Puedes seguirnos a través de:

Pin It on Pinterest

Share This