Cómo pasa el tiempo, hoy se cumplen 7 años de ese día tan señalado para mí, que marcaría un antes y un después en mi vida, aunque en ese momento aún no fuese consciente.

Recuerdo estar trabajando con un dolor insoportable, quedaban pocos días para la tan esperada operación de cadera. 

Se me había soltado un tornillo, sí, reíros, nunca he andado muy fina, pero esta vez el tornillo era de la pierna. Me lo pusieron de pequeña y se había soltado, provocando un dolor insufrible, haciendo que pisara mal y me fastidiase la otra cadera. 

Recuerdo que dos días antes de la operación fuí a celebrarlo y todo, me iban a operar, me quitarían mi dolor y podría seguir con mi vida. Qué ilusa. 

La operación basicamente consistía en quitarme ese tornillo de una pierna y poner una prótesis de cadera en la otra. No parecía complicado, se lo hacen a los abueletes a diario y en dos días están dando sus paseos, como si nada hubiese pasado.

Pero ese día no estaba para mí, algo pasó en quirófano que la protesis no quedó bien encajada y con tan solo incorporarme se salió de su sitio. 

Prefiero no hablar de ello porque aun me duele al recordarlo, tuvimos que esperar 20 días a la otra prótesis, me la pusieron, y al poco por fin me mandaron a casa. 

A partir de ahí todo debería de haber ido como la seda, o por lo menos eso creíamos todos, pero al cabo de dos o tres meses empecé con unos dolores que no había tenido antes e iban en aumento.

 

Ahí es cuando comenzó de verdad mi calvario con los médicos y mi salud, cada día estaba peor, cada día me dolía más, pero nunca encontré el apoyo de los médicos.

Siempre me decían que me diese tiempo, que ya se me pasaría, que era una exagerada, que era todo de cabeza, que quería llamar la atención, incluso me mandaron al psiquiatra.   

Al final es cierto que si que lo necesité, ya que termine padeciendo una severa depresión mayor. Pero de eso hablaremos otro día.

Cuando por fín, y digo por fin porque ya no podía más, decidieron hacerme una biopsia y operarme para vaciarme la pierna, tenía sepsis. 

Entré en quirófano, escuchando las ultimas palabras del traumatólogo diciendome que seguramente tendrían que amputar la pierna para erradicar la infección. 

Al final pudieron salvar de rodilla para abajo, recuerdo ver dos bultitos dibujados al fondo de la cama que sobresalían con las sábanas, eran dos pies. Jamás olvidaré el momento en que levanté las sábanas y conté dos piernas, dos.

El proceso fue bastante largo y muy muy doloroso, me quitaron todo el hueso afectado, junto con partes blandas, dañando nervios, músculo y todo lo que había ahí dentro. 

Fue entonces cuando me presentaron a la oxicodona, (la cual me ayudó por un tiempo prolongado de tiempo) y a la unidad de dolor, la cual me ayudaría bastante, aun a día de hoy lo sigue haciendo. 

Fue el primer sitio donde no me juzgaron, sabían que tenía un dolor insoportable y había que quitarlo.

Para mí lo importante en ese momento no era que me fuese a casa en silla de ruedas y apenas me pudiese mover, sino controlar ese dolor que tenía. 

 

El proceso no ha sido fácil, necesite ayuda psicologica, medicación, apoyo de la gente más cercana y tiempo, sobre todo tiempo. 

 

A día de hoy puedo decir que aprendes a convivir con el dolor, menos el día que te da voces, ese día no puedes ignorarlo. 

Pero hay una cosa que me encanta, y es cuando voy por la calle y la gente me dice » Te veo muy bien, se nota que ya estás mejor» y a lo mejor ese día estoy por dentro que rabio de dolor.

Pero me encanta porque me puedo decir a mi misma, «ya si sé que esto no ha podido conmigo».

Tener una discapacidad adquirida no es fácil, todo tiene su proceso. A día de hoy puedo decir que he aprendido a ser lo máximo que puedo independiente, a saber distinguir lo que puedo y no puedo hacer y a distinguir el día bueno del malo, y aprovechar ese día bueno y a tomarme con calma ese día malo.

Pin It on Pinterest

Share This