Mucha gente cuando me ve en la silla me pregunta, ¿Pero es que tienes hijos? Y yo toda orgullosa contesto: ¡dos!.

Lo cierto es que me sienta fatal esa pregunta, ¿porqué no puedo tener yo hijos?

Pero el siguiente comentario es el que peor sienta, “a bueno, menos mal que tienes ayuda que si no….”

¿Perdona? ¿Que si no qué?  Pues como cualquier padre hoy en día, en una sociedad donde lo normal es trabajar los dos, y al final tiras de guarderías, clases matinales, extra escolares y/o abuelos.

Pero en esos momentos saco pecho, enderezo la espalda y digo ¿qué problema hay en ser madre/padre con discapacidad?

Sinceramente no veo cuál es el problema, como cualquier otra madre o padre es planteárselo.

Y, sinceramente, si te lo piensas mucho… nunca es un buen momento para tener un bebé.

Aunque la realidad va más allá. Las mujeres con discapacidad sufren diferentes discriminaciones a lo que a la maternidad se refiere:

  • A la hora de concebir un hijo biológico

  • Obtener la custodia legal en caso de divorcio.

  • Adopciones o acogidas sociales.

  • Utilización de técnicas de inseminación artificial.

En el caso de las adopciones internacionales, por ejemplo, uno de los requisitos obligatorios para los padres es presentar un certificado de idoneidad que asegure que éstos «disfrutan de un estado de salud, física y psíquica, que no dificulte el normal cuidado del menor«. Con lo que muchas personas discapacitadas quedan prácticamente excluidas del proceso. 

Por otra parte, en demasiadas ocasiones el personal sanitario desaconseja el embarazo a las mujeres que sufren algún tipo discapacidad, por considerarlos de alto riesgo sistemáticamente, y sin informar a la paciente de las opciones que tiene para concebir.

En tal caso lo que hay que hacer lo primero es hablar con tu medico, y un especialista, que estudie tu caso. Y con ello ver si físicamente, puedes concebir, mirar los 

tratamientos a cambiar, hábitos, ….

En el caso que todo pueda ir hacia adelante, más tarde será cambiar tus hábitos e ir adaptando tu día a día.

Yo ya tenía mis hijas cuando me crucé con mi discapacidad. Al principio lo pasé muy mal, ya que veía que no podía ir corriendo detrás de mis hijas como antes ni como lo hacían el resto de los padres, no podía dar paseos en bici, necesitaba ayuda para llevarlas al colegio, para bañarlas, y muchas otras cosas.

Tenía mucho sentimiento de culpabilidad y pensaba que no era una buena madre porque a mis hijas les faltaba una madre, hasta que llegó el día que me dí cuenta que era una madre, tal y como lo eran las demás.

¿Quién me enseñó eso? Ellas, mis propias hijas. Ellas con sus sonrisas y sus llantos, sus juegos, las llevaba al cole, las recogía, hacía deberes con ellas, las llevaba a sus excursiones y cumpleaños de amigos, las bañaba y daba de comer…

Ellas estaban orgullosas de su madre, ellas me enseñaron que daba igual que tuviese algún tipo de discapacidad y tardase más tiempo en hacer ciertas cosas. Ellas querían a su madre, mis hijas volvieron a hacer que me sintiese orgullosa de nuevo.

Así que si os estáis planteando el ser padres y os frena vuestra discapacidad… no os quedéis con las ganas, será mas difícil, será mas duro, pero lo haréis genial.

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