Ha empezado el otoño, quizás es la estación a la que más temo. Y supongo que a la mayoría de las personas que tienen o han tenido alguna enfermedad mental les pasa como a mí.

Es una época en la que, no puedo evitar, tener miedo a sentirme como una hoja seca y marchita que se case de un árbol para ser pisoteada.

Es una época que es muy fácil que vuelvan las depresiones, la ansiedad y todo lo que eso conlleva.

Supongo que todos los que hemos pasado por una situación así tenemos ese miedo, a pesar de que nos encontremos bien.

A eso le tengo que sumar que empieza ese tiempo tan temido para mí: frío, lluvia y tiempo inestable.

Algo que me viene fatal para mi lesión, ya que es sinónimo de un aumento exponencial del dolor.

Aunque quizás esto último es a lo que estoy más expuesta, ya que es lo que más me afecta.

Días que apenas te puedes mover a pesar de que lo intentas,con todas tus fuerzas, y ves como caes como esas hojas que caen de los árboles ya cansadas después de haber agotado toda su energía.

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