Desde que nacemos tenemos juguetes, desde nuestro primer peluche, sonajero, colgado en el borde de la cuna con luces y colores… hasta que vamos creciendo y cambiamos a muñecos, coches, cocinitas, puzzles, construcciones o consolas.

Y es que el juego permite al niño divertirse, aprender, relacionarse con su entorno, comunicarse, socializar, descargar estrés, …

Pero las investigaciones muestran que los niños con discapacidad experimentan más restricciones, menos posibilidades y mayores dificultades de acceso al juego.

Todo el que sea padre de un hijo con algún tipo de discapacidad sabrá lo frustrante que es pasear por la seccion de juguetes y que muchos de ellos no puedan utilizarlos.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en su Artículo 30, donde expresa que los Estados Parte adoptarán las medidas pertinentes para asegurar que los niños y niñas con discapacidad tengan igual acceso a la participación en actividades lúdicas, recreativas, de esparcimiento y deportivas en igualdad de condiciones con el resto de niños y niñas.

No obstante, la ley dice una cosa pero sabemos que no todos los juguetes son accesibles para que los niños con discapacidad auditiva, visual, motora e intelectual puedan usarlos.

Algunos porque no pueden sujetarlos, o ponerlos en funcionamiento,o bien las piezas se dispersen con facilidad, o incluso porque no tienen formas reconocibles.

Otros no son accesibles porque los tableros de los juegos de mesa se desplazan, las fichas o cartas son muy pequeñas o difíciles de sujetar, los tiempos de reacción son cortos, las instrucciones difíciles de entender, los colores y sus contrastes no son los adecuados, …

Por eso, es importante que los diseñadores y fabricantes de juguetes tengan en cuenta los criterios del diseño universal para hacer juguetes más accesibles y así proporcionar a todos los niños la oportunidad de disfrutar del juego.

Otro gran problema de los juguetes accesibles es que son muy exclusivos, es decir, si existe un domino en braille con relieves tiene un precio bastante elevado al ser para un publico mas exclusivo.

En cambio, ese mismo domino de piezas de madera con dibujos y colores, pero con el mismo material que el anterior, tiene un precio mucho mas asequible y se encuentra en cualquier juguetería.

¿Pero, porqué no hacer un dominó intermedio? Uno que sirva para todos.

Desde hace años, el Ceapat y otros expertos en discapacidad visual y auditiva, colaboran con AIJU, el Instituto Tecnológico del producto infantil y de ocio, en la evaluación de la accesibilidad de los juguetes que aparecen en la guía que editan anualmente.

Todo esto tiene el objetivo de facilitar a las familias la elección del juguete más adecuado para sus hijos.

Actualmente AIJU está desarrollando el proyecto INCLUTOYS colaborando con empresas del sector juguetero para mejorar el proceso de creación de juguetes.

El objetivo del proyecto es elaborar una Guía de Buenas Prácticas donde se recojan las pautas de diseño de juguetes inclusivos. Así, los diseñadores de juguetes podrán introducir en el mercado juguetes más accesibles para la mayor parte de la población infantil.

Juguetes que simplemente con la incorporación de ciertas modificaciones a su diseño original, los puedan utilizar todos los niños, con o sin discapacidad.

Cambios relativamente sencillos como la regulación del volumen en los juguetes sonoros, acceso para la incorporación de auriculares, posibilidad de incorporar pulsadores para facilitar el uso a niños con discapacidad motora.

Añadiendo superficies antideslizantes, imanes para fijar los diferentes elementos, el tener en cuenta los contrastes de color, incorporar botones mas grandes…

Actualmente, las familias con hijos con discapacidad, son las que tienen que adaptar los juguetes para que puedan ser utilizados por sus hijos, principalmente incorporando pulsadores externos o fijando con velcro las superficies para que no se desplacen.

O pegando algunas piezas para que no se separen, incorporando utensilios de los juegos,  y un largo etcétera, que hace de unos padres verdaderos ingenieros.

Y es que como he comentado anteriormente los juguetes indicados como específicos tiene un precio demasiado elevado, y simplemente con pegar unas pegatinas en braille a un ábaco o unas cartas de mesa obtenemos juguetes y juegos totalmente accesibles invirtiendo un poco de tiempo y poco dinero.

De hecho hay padres que os sorprenderían la de adaptaciones que hacen como nos explica María en Gente Titánica, para su hijo con ceguera.

Los juguetes y la accesibilidad

GO BABY GO:

Hace algunos años se creó el proyecto «Go baby go». Es un programa que ofrece vehículos de juguete modificados que niños pequeños con discapacidad  puedan moverse de forma independiente.

Go Baby Go fue fundado por el profesor Cole Galloway como parte de un proyecto de investigación en la Universidad de Delaware.

Posteriormente, los investigadores capacitaron a voluntarios en más de 40 comunidades a nivel nacional e internacional para ampliar la disponibilidad de coches de juguete.

Estos coches de juguete modificados, ofrecen, a los niños con discapacidad motora, la oportunidad de jugar y socializar con sus compañeros con mayor facilidad. 

Ser empujado en un cochecito o ser llevado de un lugar a otro es demasiado diferente de tener un control activo sobre la propia exploración, que es donde se ven los avances en el desarrollo.

El Ceapat realiza, desde hace 30 años, adaptaciones de juguetes para controlarlos mediante pulsadores externos.

Como una de esas adaptaciones, hace 2 años recibimos el primer encargo de adaptar un coche eléctrico de juguete para una niña de 3 años; por su discapacidad, no podía acceder al pedal del coche, de modo que se instaló un pulsador en el volante que sustituyera al pedal accionado por los pies.

Y es que cuando un niño no puede accionar el pedal con el pie, es posible que puede realizar esa función con un pulsador controlado por otra parte del cuerpo.

O bien con unl mando a distancia que se haya adaptado para manejarlo con diferentes pulsadores y poder ser utilizado tanto por el niño como por un adulto.

Evidentemente o se trata de que estos coches sea la única forma de desplazamiento que sustituya a la silla de ruedas eléctrica. Son juguetes y como tal hay que usarlos.

Hay que tener claro que desde un coche de juguete o un triciclo, un niño no se puede acercar a una mesa y realizar diferentes actividades, por ejemplo.

En cambio, una silla de ruedas adecuada permite un desplazamiento eficaz en diferentes entornos y una postura correcta para sus actividades cotidianas que de otro modo no serían posibles.

Si bien tanto el coche de juguete como la silla de ruedas eléctrica comparten muchos objetivos destinados al aprendizaje como explorar el entorno, acercarse a los amigos que elija, recorrer el espacio, ver los objetos en sus tres dimensiones…

En definitiva, el juego y los juguetes son elementos fundamentales para el crecimiento del niño en todos los aspectos y les permiten ser simplemente niños.

De ahí la importancia de que todos ellos tengan el mismo derecho a acceder a ellos, cada uno adaptado a sus necesidades, al igual que se adaptan a las diferentes edades.

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