El otro día os hablé de que tengo una bomba intratecal de morfina, tengo que ir cada 6-8 semanas a rellenarla a la unidad del dolor.
Antes de rellenarla me suele ver el especialista, para ver mi evolución con el dolor neuropático, y ver si me tienen que subir la dosis o mantenerla, o si necesito alguna variación en mi tratamiento oral.
A primeros de verano, una de las tantas veces que he ido a rellenarla, hablé con un médico nuevo para mí, ya que nunca me había atendido.
Le expliqué que últimamente no notaba los mismos resultados con el tratamiento, a pesar de que la bomba me sigue dando una calidad de vida que antes no tenía.
Cada vez los dolores vuelven a ser más intensos incapacitandome cada vez más, por lo que me habló de una nueva técnica.
Se llama infiltración de plasma rico en plaquetas (PRP) o en factores de crecimiento (PRFC).
La PRP es una fracción del plasma que tiene una concentración de plaquetas muy elevada, y se consigue mediante la centrifugación de la propia sangre del paciente.
La aplicación de las infiltraciones de PRP, consiste, en que, en el interior de las plaquetas se encuentran unos factores de crecimiento, que al liberarse activan unos mecanismos de reparación de los tejidos dañados.
Me explicó que como mi lesión es muy antigua, evidentemente la regeneración de mis nervios es inviable, pero si que estaba dando muy buenos resultados en el tema de disminuir el dolor.
En los casos de lesiones recientes si que están dando resultados de regeneracion de los daños en los nervios, por lo que es muy bueena noticia.
La verdad es que me dio bastante esperanza y ganas de probar la técnica. Me dijo que me lo pensase para mi siguiente visita.
Por desgracia en mi siguiente visita me explicaron que no era viable este tipo de terapia para el dolor, por los malditos recortes en sanidad, ya que es un tratamiento caro y tan sólo se está impartiendo en la Unidad de Dolor de Barcelona.
También me habló que si no me funcionaba la PRP, me plantease el quemar los nervios. Perdería toda la sensibilidad de la pierna, pero no volvería a tener dolor.
Aún sigo dándole vueltas a la cabeza con ese tema con los pros y los contras. Aunque hay dias que el dolor es tan intenso que aceptaría son pensarlo.
Como esos días estaba muy dolorida me hizo un bloqueo en el nervio con anestésicos. Básicamente consiste es pinchar anestesia directamente en el nervio afectado.
Perdí toda la sensibilidad de Lola, mi pierna, y con ello el dolor. Si, habéis oído bien, le dieron vacaciones a mi dolor.
Pensé que nunca volvería a tener esa sensación. Ese estado en el que no te duele. ¡No tenía dolor!
En ese momento me emocioné, y me sigo emocionando cada vez que lo recuerdo. Es una sensación extraña y a la vez fantástica.
Aunque la funcionalidad de Lola no me acompañaba tenía ganas de salir, pasear, hacer cosas y sobre todo de reír.
Estuve así 3-4 días, y luego progresivamente, a la vez que volvía a sentir la pierna vinieron de nuevo los dolores pero poco a poco, unos dolores con los que se puede vivir.
Pero como ocurre con todas las vacaciones… llega el día en que se acaban y tienes que regresar a tu rutina diaria. Son unas vacaciones que jamás olvidaré.
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