Ultimamente varias personas me han ido preguntando por mi experiencia con la bomba intratecal de morfina, por lo que he decidido contar mi experiencia por aquí por si a alguien más le ayuda.

Lo primero de todo, quiero dejar claro que esta es mi experiencia, y que al igual que el dolor neuropático le afecta a cada persona de manera diferente, su tratamiento también. Con ello quiero decir que lo que a uno le va bien no tiene porque irle bien a otro y viceversa.

Mi dolor neuropático comenzó por una infección severa en el hueso, a raíz de una operación, para limpiar y tratar la infección a parte de eliminar hueso y partes blandas, quedaron dañados los nervios. Tanto los periféricos como los no tan periféricos, en concreto el femoral y ciático.

Recuerdo que rabiaba de dolor, y lo primero que me dieron de tratamiento para salir del hospital fue la oxicodona, al poco tuvieron que ir subiendo la dosis, a ella le sumaron el tramadol, y al poco la gabapentina, parches de lidocaina, chupa-chups de fentanilo…

El caso es que cada vez el dolor era más fuerte y tomaba más medicación y dosis más altas.

Pero el problema de tomar tanto opiáceo es que te haces adicto, cada vez necesitas más y más y no te hace efecto, pero si sufres los efectos secundarios.

Cada vez estaba más adormilada, apática para todo, sin fuerzas y sin ganas de nada. Me costaba pensar y mantener una conversación sin perderme y fisicamente había ido perdiendo la sensibilidad de mi cuerpo.

Lo de la sensibilidad sí que quiero comentarlo porque llego a ser a parte de muy incómodo para mí, incluso llegó a ser peligroso.

Comencé perdiendo la sensibilidad de las manos, no sentía si algo estaba caliente o frio.

El dolor nos defiende del entorno. De tal manera que si cueces un huevo y lo enfrías con agua fría para pelarlo, lo lógico es tocarlo, si no quema procedes a pelarlo, pero si no te quemas, si no sientes que esta caliente.. lo pelas igualmente y más tarde veras ampollas en las yemas de los dedos.

Si metes la bandeja del horno o la sacas y te quemas un poquito con el borde de la puerta retiras rápidamente el brazo, pero si no lo notas, más tarde te encontraras los brazos con serias quemaduras. También pasa con el agua de la ducha, los cortes … por lo que llega a ser algo serio.

También me afectó al ámbito personal ya que pierdes la sensibilidad incluso de una leve caricia.

Entonces fue cuando me hablaron del estimulador y la bomba de infusióon intratecal. Por el tipo de mi lesión, lo único que podía usar era la bomba, por lo que me informaron de ella.

Es un método bastante invasivo, se trata de un dispositivo metálico con una batería, un deposito para la medicación, un gas para la presión unido a un catéter que se implanta en la médula para ir depositando poco a poco la medicación.

Por lo que con muy poquita medicación es suficiente para obtener los mismos resultados que con un tratamiento oral.

La operación es rápida, pero el postoperatorio lo recuerdo horrible, sí horrible. No pretendo asustarnos ya que os puedo decir que si volviese a nacer lo volvería a hacer la que los resultados han sido beneficiosos.

Digo que fue horrible porque se pierde liquido cefalorraquídeo, el líquido que envuelve el cerebro y protege al sistema nervioso central. Por lo que sufres muchísima presión en la cabeza, y los dolores los primeros días son horribles.

A parte el dispositivo de la bomba se pone en la zona abdominal hacia un lado, yo lo tengo justo debajo de las costillas. 

Los primeros días me lo quería arrancar, me presionaba tantísimo las costillas que no me dejaba respirar con normalidad y muchísimo dolor.

Esos días los recuero con muchísima angustia y me decía a mi misma que qué locura había hecho, me sentía morir. 

Por suerte, poco a poco fue aminorando el dolor de cabeza, el dolor en las costillas, fue cicatrizando todo y aumentando poco a poco la medicación de la bomba.

Tuve que dejar todos los opiáceos anteriormente dichos, con su respectivo síndrome de abstinencia, temblores, sudores fríos, cambios de humor, fiebre… No fue nada fácil.

Pero os puedo decir que poquito a poco la bomba fue haciendo su trabajo, fui recuperando la sensibilidad en mi cuerpo y el dolor disminuyó bastante.

El dolor nunca ha llegado a desaparecer, tampoco me lo prometieron, pero si me preguntasen que si recomendaría la bomba intratecal diría un SI rotundo. 

Me ha dado calidad de vida, volví a retomar mis actividades del día a día, a poder mantener conversaciones, a pensar, a no estar tan despistada y olvidadiza y a no pasar tantas horas al día durmiendo. 

Y de tener el dolor en un EVA 8-9 de diario lo conseguí bajar a un 4-6 de media.

Si es cierto que poquito a poco he ido creando resistencia a la medicación y me la tienen que ir subiendo de tarde en tarde.

Si tuviese que hacer una pequeña lista de pros y contras sería la siguiente: 

PROS

CONTRAS

Menos medicación

Operación muy invasiva

La medicación va directamente a la zona afectada por lo que no te afecta a mas sitios de tu cuerpo como pasa con la medicación oral.

Tienes que ir cada 5-7 semanas a recargar la medicación , siempre en la Unidad del Dolor.

La Bomba funciona sola, por lo que no tienes que  estar pendiente de estar tomándote la medicación.

La bateria tiene una diracion de unos 10 años por lo que tendrás que repetir la operación pasado ese tiempo

Calidad de vida

No deja de ser un tratamiento con opiaceoos y anestesia 

Pero sinceramente con esa lista, simplemente con el beneficio de la calidad de vida que he ganado, recomendaría la bomba si o si. 

Es cierto que últimamente no ha sido todo color de rosa, cada vez necesito que me aumenten la medicación más seguido, y necesito de las rescates a la semana, por lo que en breve empezarán a probar las infiltraciones de plasma ricas en plaquetas (PRP), por lo que ya os contare como me va yendo.

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