La discapacidad auditiva es la más numerosa de todas, afectando a cerca de un 15% del total de la población mundial, en especial a las personas de la tercera edad. 

Esta discapacidad está aumentando rápidamente con el envejecimiento de la población y el abuso de los sonidos altos que sufren nuestros oídos.

Se trata de una discapacidad invisible, por lo que es muy probable que tengamos a alguien cercano con problemas de audición sin que lo sepamos.

La discapacidad auditiva provoca en los que la padecen una gran desconexión del mundo que les rodea.

En muchas ocasiones se impide el disfrute de algunas actividades de ocio como simplemente asistir al cine o al teatro.

A esto hay que unirle que cuando la persona  utiliza un audífono, la audición es más complicada en un entono con ruido.

Es decir, que la diferencia de nivel existente entre el volumen de la señal que queremos transmitir con el volumen de los ruidos que nos rodean, se amplía considerablemente, complicando la comunicación.

BUCLE MAGNÉTICO:

Por esta misma razón es fácil encontrar en, cada vez más lugares, más sitios con bucles magnéticos.

Como por ejemplo en un centro comercial, en la ventanilla de un lugar público, auditorios, salas de conciertos…

Este sistema de sonido transforma la señal de audio que escucha cualquier persona en un campo magnético que los audífonos puedan captar.

Para ello, la mayoría de los audífonos cuentan con una bobina inductiva que transforma ese campo magnético de nuevo en sonido dentro del oído. 

De esta forma el usuario de audífono recibe un sonido nítido y claro, libre de reverberaciones y ruido ambiente.

La existencia de sistemas de inducción magnética en grandes espacios como cines o teatros puede determinar la posibilidad o no de que una persona con audífono o implante coclear pueda asistir al recinto.

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