Todo usuario de una silla de ruedas sabe la importancia de tener una buena silla, y que ésta no nos falle, para ello es muy importante no dejar de hacerle un mantenimiento constante.

No te llevará mas de unos minutos cada cierto tiempo y en cambio te evitaras gastar cientos de euros en piezas nuevas y talleres.

Sin olvidar un sobre esfuerzo innecesario al usarla por mal funcionamiento de las ruedas, algún accidente que otro o incluso prolongar la vida útil de la silla en años.

Lo primero de todo quiero hacer especial hincapié en que el enemigo número uno de una silla de ruedas es el agua.

Por lo que es muy importante secarte bien antes de salir de la ducha o poner más de una toalla encima, no limpiarla con mangueras ni agua a presión. 

Y ya ni qué contar con evitar el agua salada del mar, ya que es corrosiva, la mezcla del agua salada y arena es lo que más perjudicial para una larga duración de nuestra silla.

Por lo que cada vez que vayas a limpiarla lo recomendable es utilizar un paño ligeramente húmedo, y nunca mojado.

La mayoría de las sillas vienen con su propio juego de llaves y destornilladores, en el caso de que no sea tu caso, hazte con uno. 

Te servirán para ir haciendo el mantenimiento rutinario y apretar ls tornillos que se vayan soltando.

CADA SEMANA

  • Retirar el polvo y la suciedad del armazón con un paño húmedo, y del armazón.

  • Retirar el polvo con un paño húmedo de los ejes de las ruedas, haciendo especial hincapié en las ruedas delanteras que son las que mas suciedad se llevan.

  • Engrasar los ejes y las partes móviles.

  • Limpiar con especial cuidado todas las partes desmontables y los huecos donde encajan.

  • Comprobar los niveles de presión de aire de las ruedas neumáticas.

  • Comprobar que los frenos funcionen correctamente.

CADA TRES MESES:

  • Limpiar los radios de las ruedas con un trapo húmedo, y pasar los dedos , como si de una guitarra se tratase, para comprobar su firmeza.

  • Observar el giro de las ruedas y observar si se detecta algún movimiento extraño.

  • Revisar con profundidad es estado de las ruedas: la presión, la cubierta, la cámara, la profundidad del dibujo…

  • En caso de llevar ruedas antivuelco, comprobar qué funcionan correctamente.

  • En el caso de que la silla sea plegable, plegarla completamente para comprobar que no haga ningún ruido ni roce extraño y que lo haga correctamente.

  • Revisar el funcionamiento y desgaste de los elementos de sujeción.

  • Observar el desgaste de la tela del asiento, cojín y respaldo para así evitar las úlceras por presión.

CADA SEIS MESES:

  • Comprobar qué tanto el reposabrazos a como reposapiés puede adoptar todas las alturas.

  • Revisar el estado de la pintura, sobre todo en las juntas para evitar corrosión.

  • Observar el estado del armazón, para evitar grietas, en el caso de observarlas, tendras que ir a un taller especializado a que las suelden.

  • Lubricar con aceite los rodamientos y los ejes para así evitar que se oxiden.

  • Observar que en el cuadro no hay ningún elemento suelto o dañado.

  • Examinar las crucetas, sobre todo en el caso de que no se suela plegar la silla, para comprobar que funcionan correctamente.

UNA VEZ AL AÑO:

Una vez al año es conveniente llevar tu silla a un taller especializado, al igual que se suele hacer con el coche.

Las ortopedias grandes suelen tener taller propio, en el:

  • Revisarán toda la estructura de manera exhausta, para evitar partes dobladas o volverán a soldar las piezas que se lo necesiten.

  • Comprobarán la presión de las ruedas, y el ajuste y giro de las ruedas delanteras.

  • Revisarán las ruedas antivuelco.

  • Y sobre todo observarán los impactos en la estructura principal, en horquillas y ruedas.

  • Y se corregirán las típicas holguras que se van formando en las horquillas.

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