Vuelve el Festival Internacional «Escena Mobile» de Arte y Discapacidad.

En esta decimotercera edición se incrementa la oferta y se apuesta por el intercambio y la proyección hacia afuera, con varias compañías de Corea, Chile o Cuba.

Discapacidad, arte, participación social, inserción laboral… Son algunas de las piezas fundamentales de un puzle que Danza Mobile se propuso armar en 1995 a través de un proyecto.

Un proyecto con el que crear un espacio en el que se uniesen el mundo de las artes y el de la discapacidad.

Un trabajo común entre profesionales de ambos sectores con el que contribuir al proceso creativo, social y personal de las personas con discapacidad.

El camino no ha sido fácil y, pese a las dificultades, en 1996 se puso en marcha el primero de una larga lista de proyectos: la Escuela de Danza.

Más tarde vendría el Centro de Creación, la Compañía de Danza, los Festivales, colaboraciones con instituciones y profesionales de diversos ámbitos y un largo etcétera.

Danza Mobile se ha convertido en estos años en un proyecto integral y transversal en el que se han trazado varias líneas de trabajo: participación social, formación, creación artística y gestión cultural, orientado todo al desarrollo de un proyecto global.

Una carrera de fondo para conseguir contribuir a la mejora en la calidad de vida de las personas con discapacidad, ofreciéndoles actividades alternativas dentro del ámbito artístico.

 

Será este 24 de abril cuando se realice el pistoletazo de salida de Escena Mobile.

Se realizará en el Espacio Santa Clara. Dicho festival estará durante los meses de abril y mayo.

Se quiere expandir este proyecto que busca, sobre todo, humanizar las artes y hacerla una herramienta inclusiva.

Uno de los estrenos lo protagoniza Irene. La actriz da vida a Baby Doll, con una carga feminista y arropada por el coreógrafo, Antonio Quiles.

También hay espacio para la danza, como elemento vertebrador. La coreógrafa, Sara Parker, con una discapacidad visual, nos cuenta a sus 23 años lo que significa enseñar a los demás. Empezó como alumna y ahora es la profesora del taller Contac -inspiración.

Otro taller tiene como profesora a Esther Yamuza. Se encarga de la expresión y la narración oral.

Lleva 5 años y el objetivo es que los alumnos se abran, cuenten lo que tienen dentro. Esther Yamuza este año aporta un cuento como herramienta. Se llama el Cazo de Lorenzo.

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