Si echas la vista atrás podrás recordar cuando íbamos todos como locos a comprar a los supermercados como pollo sin cabeza.

Hace ya 9 meses que almacenabamos papel higiénco en las casas, grabábamos vídeos de TikTok, o salíamos a aplaudir a los balcones a las 20h.

Un tiempo en el que muchos se tomaron la pandemia como un tiempo de vacaciones y fiesta porque nadie pensaba que la pandemia marcaría un antes y un después a nivel mundial.

Nadie se imaginaba que esta situación se iba a alargar tanto.

Esas ganas de aplaudir, de hacer reuniones por videollamadas con las familias a diario, o tomarte el aperitivo con el vecino en el balcón se han ido apagando hasta desaparecer.

Y es que hemos pasado del miedo y la resignación que había en los inicios de la crisis, a la fatiga y cierto descuido por las medidas impuestas.

Según los datos de una encuesta de la OMS, la fatiga emocional está afectando al 60% de la población europea.

En España, el 40% de las personas presenta síntomas de depresión, falta de interés, desesperanza o decaimiento, según el estudio elaborado por el Consejo General de la Psicología de España.

Según la OMS, esa fatiga emocional es natural y esperada, teniendo en cuenta la prolongación de la crisis sanitaria que estamos viviendo.

Fatiga pandémica

 

La gravedad de la situación nos ha obligado a implementar medidas restrictivas que han tenido un fuerte impacto en todas las personas, incluso en aquellas que no se han visto afectadas de forma directa. 

A consecuencia del coronavirus, más de un millón y medio de personas han perdido su empleo, trabajan menos horas o no se han reincorporado.

Para la OMS, este bajo estado de ánimo es normal, teniendo en cuenta la crisis que estamos viviendo, sobre todo por su prolongación en el tiempo sin verle su fin. 

Y es a este estado de la sociedad ,a la que han llamado fatiga pandémica, a esa fatiga, desesperanza y desmotivación que sentimos la mayoría despues de estos meses.

La incertidumbre acumulada día a día nos ha generado cansancio, pena, frustración, desánimo, … y, lo que es peor, desconfianza hacia lo que proponen las autoridades. 

Aunque los expertos consideran esta reacción como algo natural, advierten que la situación es ahora peor que en el pico de marzo. 

Por eso es más importante que nunca volver a tener rutinas de horarios, descansar y dormir lo suficiente, alimentarte de forma saludable, realizar actividad física o deporte y cuidar la higiene. 

Aunque lo que más ayudaría es que se cumpliese el llamamiento de la OMS a las autoridades de que añadan dosis de transparencia en la información.

Sin olvidar un poco de cabeza a la hora de la coordinación en las restricciones, para que  no sean improvisadas y arbitrarias como hasta ahora.

No obstante, prefiero personalmente que se dejen de perder el tiempo en elegir y poner etiquetas a nuestros síntomas.

Y que le dediquen más tiempo a lo importante, que es darle solución a la situación en la que vivimos, tanto a la parte sanitaria, como económica.

¿Tú que piensas sobre todo esto? ¿Cómo te esta afectando la pandemia?Puedes compartir tu opinión en los comentarios.

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