La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso cuyas causas no son conocidas y que afecta a la mielina, así como a los cuerpos celulares nerviosos que se encuentran en la materia gris del cerebro, la médula espinal y el nervio óptico.
Es una enfermedad que afecta más a las mujeres que a los hombres y suele iniciarse entre los 20 y los 40 años de edad.
En la actualidad no se dispone de tratamientos curativos para esta enfermedad, aunque sí medicamentos que permiten controlar o ralentizar su progresión.
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser leves o severos, comenzar un día y luego desaparecer rápidamente o durar meses.
Precisamente esta aparición y desaparición de los síntomas hace que los médicos hables de ataques o exacerbaciones.
Esta forma de manifestarse la enfermedad se denomina de recaída-remisión, aunque hay otra forma que es progresiva y suele suceder a varios años de exacerbaciones.
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Problemas de visión (visión borrosa o doble) o neuritis óptica, que causa dolor ocular y una pérdida rápida de la visión.
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Debilidad y rigidez muscular, con espasmos musculares que resultan dolorosos.
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Hormigueo o entumecimiento de los brazos, piernas, tronco del cuerpo o cara.
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Dificultad para mantener el equilibrio al caminar.
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Problemas de control de la vejiga.
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Mareo persistente.
Según avanza la enfermedad se pueden producir otros síntomas:
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Fatiga mental y/o física.
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Cambios del estado de ánimo (depresión o euforia).
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Problemas de concentración o hacer eficazmente varias tareas a la vez.
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Dificultad para tomar decisiones y planificar actividades.
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Parálisis parcial o total.
Aunque en ocasiones la esclerosis múltiple puede causar en quienes la padecen una discapacidad severa, como no poder escribir, caminar o incluso hablar, lo cierto es que la expectativa de vida de estos pacientes es equiparable a la de la población general.
Aunque no se conocen las causas, las investigaciones realizadas en este sentido permiten suponer que existe una alteración del sistema inmunitario que hace que éste ataque a las células nerviosas.
Los investigadores han observado que las células inmunitarias se comportan de manera diferente en los cerebros de las personas con esclerosis múltiple, aunque aún no han determinado el porqué.
Lo cierto es que a medida que la enfermedad progresa, se produce una atrofia de la corteza cerebral y se forman placas en la materia blanca, que son visibles mediante la realización de un tipo específico de escáner cerebral.
La esclerosis múltiple no tiene cura, aunque se dispone de tratamientos que permites controlar y ralentizar su progresión.
Asimismo, se dispone de medicamentos que permiten tratar eficazmente los síntomas iniciales e incluso los ataques o exacerbaciones.
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