El 1 de octubre es el Día Internacional de la Hepatitis C, una fecha necesaria debido principalmente a que en el mundo existen más de 170 millones de personas que la padecen.

Por lo que hablamos del virus más común de hepatitis, el cual se puede transmitir y contagiar, si no se conoce su padecimiento o no se toma el tratamiento adecuado.

La principal razón por la que el virus de la hepatitis C se encuentre tan extendido por el mundo, es que este se puede contagiar a través de:

  • relaciones sexuales sin protección

  • por inyectarse alguna sustancia en el cuerpo con una jeringa

  • por tratar una herida o hemorragia teniendo un corte en el cuerpo

  • realizándose un tatuaje o tratamiento estético en un lugar poco adecuado. 

La hepatitis C es una variante del virus de la hepatitis, que se contagia por medio de la sangre.

 

Cuando la sangre de un portador de la enfermedad entra en contacto con la sangre de una persona sana, ocurre el contagio

Se trata de una dolencia del hígado que puede ser aguda o crónica y cuya gravedad varía entre una dolencia leve de solo algunas semanas a una grave, con secuelas de por vida

En un principio la única manera de detectar es virus, es por medio de un análisis de sangre, pero con el paso del tiempo la enfermedad va agudizándose produciendo una inflamación en el hígado que puede terminar desencadenando una cirrosis o incluso cáncer hepático.

SÍNTOMAS

Por lo general el periodo de incubación de la hepatitis C, puede variar de entre 2 semanas hasta 6 meses, y durante ese tiempo, la persona infectada puede ir presentando los siguientes síntomas:

  • Fiebre.

  • Cansancio.

  • Inapetencia.

  • Nauseas.

  • Vómitos.

  • Dolor abdominal.

  • Dolores articulares.

  • Y coloración amarillenta en piel y ojos (ictericia).

TRATAMIENTO:

La OMS recomienda que a toda persona mayor de 12 años que presente hepatitis C en su organismo, se le trate como si fuese un caso grave o crónico.

Se suele suministrar un tratamiento con antivíricos de acción directa (AAD) pangenotípicos, que es el tratamiento adecuado para aquellos que han desarrollado cirrosis producto del virus.

En la mayoría de los casos este tratamiento cura por completo al paciente y su duración varía entre 12 a 24 semanas, dependiendo de lo aguda que sea la patología.

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