Gracias a unos implantes, el cerebro transmite su orden al exoesqueleto mediante impulsos eléctricos y el aparato las ejecuta por la persona
Conseguir que funcione no ha sido fácil, ya que el hombre que lo está probando ha estado entrenando durante dos años con simulaciones virtuales, y aunque finalmente lo ha conseguido dominar, el proyecto sigue estando en fase experimental
El reto de los creadores, un grupo de investigadores franceses, es seguir avanzando en su estudio para poder llevar esta tecnología al día a día de las personas con discapacidad.
Porque, como recuerdan: «Solo el 15% de las personas tiene acceso a los aparatos que necesitan».