Sillas voladoras es una asociación que pretende defender y potenciar la integración de las personas con discapacidad en las actividades aeronáuticas.

Aunque en principio sus miembros fundadores son pilotos de vuelo a vela, la asociación está abierta a toda persona interesada, con discapacidad o no, en actividades aeronáuticas.

Gracias a la iniciativa de Iñaqui Ulibarri, instructor en la Escuela de Vuelo de Senasa, en el aeródromo de Ocaña, nació la asociación.

Dándoles el nombre prestado de la asociación de pilotos con discapacidad de Alemania, «Las Sillas Voladoras».

Uno de los objetivos principales de «Las Sillas Voladoras» ha sido y seguirá siendo darse a conocer a cuantas más personas posibles con cualquier discapacidad que tengan ilusión por volar.

De tal manera que se les pueda dar la oportunidad de «un bautizo en el cielo» y de esta manera ofrecerles que «se pongan alas», vivan y conozcan lo que es el espíritu de la libertad.

Gracias a un convenio suscrito en Mayo de 2000 con PREDIF, la Dirección General de Aviación Civil, SENASA, y la Fundación VODAFONE, pusieron a disposición de las personas con discapacidad física un planeador adaptado.

En base al acuerdo PREDIF-SENASA se puede ofrecer a los beneficiarios volar pagando únicamente 47€ en lugar de 130€, coste real por un vuelo de divulgación en la escuela de Ocaña.

No se trata de un capricho. Se trata de una motivación más para vivir. Toda persona que experimenta el vuelo sin motor descubre la belleza y la tremenda sensación de libertad que encierra.

La cual se multiplica en la persona discapacitada que ha de permanecer en una silla de ruedas.

Todos dicen que volando alcanzan una maravillosa sensación de movilidad, de libertad y de bienestar psicológico. La colaboración con el Hospital de Parapléjicos de Toledo lo confirma.

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