En la primavera de 2016, un grupo de estudiantes de la Universidad de Washington desarrolló SignAloud, un guante que permite taducir el lenguaje de signos a lenguaje hablado.

Sus creadores, Navid Azodi y Thomas Pryor, buscaban traducir el lenguaje de signos americano a una forma verbal instantánea. Su objetivo para el desarrollo de estos guantes era proporcionar una fácil comunicación entre los los que hablaban la lengua de signos americana y el reto del mundo.

Los guantes funcionan con sensores de posición que registran los movimientos de la mano y envían la información y los datos a un ordenador, a través de Bluetooth. El ordenador recibe la información y organiza los gestos a través de estadísticas, como si se tratase de una red neuronal. Si los datos del ordenador coinciden con el gesto, la frase compuesta por el usuario se pronuncia a través de un altavoz.

Ahora, Roy, un ingeniero de 25 años de Kenia, que trabaja en Intel, ha creado unos guantes inteligentes que convierten los movimientos del lenguaje en audio. Todo surgió por si sobrina de 6 años, la cual nació con una audición nula y tenía gran dificultad para comunicarse con su familia, ya que éstos no conocen el lenguaje de signos.

Los guantes, llamados Sign-IO, tienen unos sensores flexibles cosidos en cada dedo. Los sensores cuantifican la curva de los dedos y procesan la letra realizada.

Los dispositivos están conectados a través de Bluetooth a una aplicación de teléfono móvil, la cual también desarrolló Roy, que es la encargada de verbalizar las letras.

Los usuarios de la aplicación pueden elegir su idioma, género e incluso el tono de vocalización. La precisión de los resultados el del 93%. Además, los guantes también se pueden personalizar con diferentes diseños.

Su intención ahora es colocar al menos dos pares de guantes en las escuelas de necesidades especiales de Kenia y así mejorar la vida de los millones de niños que sufren una pérdida auditiva que les discapacite. 

Los guantes ganaron recientemente el premio a los pioneros de hardware de la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos (ASME) y Allela está usando el dinero del premio para obtener predicciones vocales más precisas.

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