El 14 de febrero se conmemora el Día Europeo de la Salud Sexual. Todos creemos saber qué es la salud sexual, pero… realmente tenemos claro lo que es? ¿Le damos la importancia que se merece?

¿QUÉ ES LA SALUD SEXUAL?

La OMS describe la salud sexual como un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad.

Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia.

Para que la salud sexual se logre y se mantenga es necesario reconocer y garantizar los derechos sexuales de todas las personas: deben ser respetados, protegidos y cumplidos.

Podemos decir que tenemos salud sexual cuando tenemos la libertad de expresarnos y lo hacemos de manera responsable.

Salud sexual no es solamente la ausencia de enfermedad o disfunción. 

La sexualidad abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual.

Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales.

La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos, espirituales…

La salud sexual es una parte imprescindible de la vida del individuo, va de la mano con la general de la persona e impacta directamente en las relaciones y la calidad de vida.

Por eso es necesario que los derechos sexuales se reconozcan y se garanticen.

Aunque las estadísticas son alarmantes y la información sobre salud sexual reproductiva es más que necesaria, la salud sexual no se limita solamente la prevención de embarazos no deseados.

En muchas ocasiones tendemos a aquivocarnos y pensar que Salud Sexual es  solamente enseñar sobre biología reproductiva y no es solamente saber colocar un preservativo.

La salud sexual va de la mano de la educación sexual, una implica a la otra.

Para disfrutar de una buena salud sexual es necesario trabajar la autoestima, educar desde el respeto, desde la inteligencia emocional.

Hay que enseñar a gestionar lo que las emociones nos producen, aprender a identificar, saber decir que sí o que no, tener capacidad de elección y hacerlo bajo una responsabilidad consciente y sabia.

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