La paraparesia espástica hereditaria es un trastorno hereditario poco habitual que causa debilidad progresiva con espasmos musculares (debilidad espástica) en las piernas.
Las personas con paraparesia espástica tienen reflejos exagerados, calambres y espasmos, lo que dificulta la marcha.
La paraparesia espástica hereditaria afecta a ambos sexos y se inicia a cualquier edad.
Afecta aproximadamente entre 3 y 10 personas de cada 100.000.
Este trastorno tiene varias formas y puede ser el resultado de muchos diferentes tipos de anomalías genéticas o desarrollarse por si solo.
Todas las formas causan degeneración de las vías nerviosas que llevan señales desde el cerebro hacia la médula espinal (a los músculos).
Puede estar afectada más de una zona de la médula espinal.
Diagnóstico
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Por exclusión de otros trastornos con síntomas similares
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Identificación de familiares con el trastorno
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A veces, análisis de sangre
La paraparesia espástica hereditaria se diagnostica excluyendo otros trastornos que producen síntomas similares (como la esclerosis múltiple y la compresión de la médula espinal) y determinando si otros miembros de la familia tienen paraparesia espástica hereditaria.
A veces se realizan análisis de sangre (pruebas genéticas) para comprobar los genes que causan la enfermedad.
Tratamiento
El tratamiento de la parapesis espástica hereditaria se centra en aliviar los síntomas.
La fisioterapia y el ejercicio ayudan a mantener la movilidad y la fuerza muscular, aumentan la amplitud de movimiento y la resistencia, reducen la fatiga y evitan los calambres y los espasmos.
El baclofeno (un relajante muscular) es el fármaco de elección para reducir la espasticidad.
Alternativamente puede utilizarse toxina botulínica (una toxina bacteriana usada para paralizar los músculos o para tratar las arrugas), clonazepam, dantroleno, diazepam o tizanidina.
Algunas personas se benefician del uso de férulas, un bastón o muletas. En algunos casos poco frecuentes es necesario usar una silla de ruedas.