Al menos medio millón de personas en España tienen Espondilitis Anquilosante (EA).
Su principal síntoma es el dolor de espalda crónico, que dificulta tareas tan simples como levantarse de la cama o bajar las escaleras.
Pero además del dolor de espalda, pueden desarrollarse otros síntomas o enfermedades como la enfermedad de Crohn, la psoriasis o la uveítis.
De hecho, el 40% de las personas con EA puede desarrollar alguna de ellas. Es importante tenerlas en cuenta y saber por qué se producen.
No se sabe exactamente qué produce este tipo de enfermedades, pero sí que la genética juega un papel importante en favorecer su aparición.
Tanto es así que los familiares de primer grado de pacientes con EA tienen un riesgo superior de padecer la enfermedad frente a la población general.
La espondiloartritis anquilosante es una enfermedad inflamatoria que, con el tiempo, puede provocar que algunas de las vértebras de la columna se fusionen.
Esta fusión hace que la columna se vuelva menos flexible y adoptes una postura encorvada hacia adelante.
Si las costillas están afectadas, respirar hondo puede resultar difícil.
La EA afecta a los hombres con mayor frecuencia que a las mujeres. Los signos y síntomas en general comienzan a principios de la adultez.
También pueden inflamarse otras partes de cuerpo, por lo general, los ojos.
La espondiloartritis no puede curarse, pero hay tratamientos que pueden aliviar los síntomas y, posiblemente, desacelerar el avance de la enfermedad.
Existe la Espondilitis anquilosante, la artritis psoriásica, la artritis reumatoide, …
Hay enfermedades reumáticas que aparecen en niños, jóvenes y adultos jóvenes.
La Espondiloartritis Axial afecta con mayor frecuencia a hombres de entre 16 y 40 años, aunque también puede iniciarse durante la infancia.
SIGNOS Y SÍNTOMAS:
Los primeros signos y síntomas de la espondiloartritis anquilosante podrían incluir dolor y rigidez en la parte baja de la espalda y las caderas, en especial por la mañana y después de períodos de inactividad.
También son frecuentes el dolor de cuello y el cansancio. Con el tiempo, los síntomas pueden empeorar, mejorar o desaparecer a intervalos irregulares.
Las áreas más comúnmente afectadas son las siguientes:
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La articulación entre la base de la columna vertebral y la pelvis (sacroilíaca)
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Las vértebras de la parte baja de la espalda
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Los lugares en los que los tendones y ligamentos se unen a los huesos (entesis), en especial en la columna vertebral, pero a veces a lo largo de la parte de atrás del talón
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El cartílago ubicado entre el esternón y las costillas
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Las articulaciones de las caderas y los hombros
FACTORES DE RIESGO:
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El sexo. Los hombres tienen mayor probabilidad de desarrollar espondilitis anquilosante que las mujeres,
Aunque no está muy claro si este dato es porque a las mujeres se les suele diagnosticar de fibromialgia y tardan mas en acudir al especialista.
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La edad. Su aparición por lo general se da al final de la adolescencia o en la adultez temprana.
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La herencia. La mayoría de las personas que tienen espondilitis anquilosante tiene el gen HLA-B27.
Pero muchas personas que tienen este gen nunca desarrollan espondilitis anquilosante.
COMPLICACIONES:
Cuando hay espondiloartritis anquilosante, se forma hueso nuevo como parte del intento del organismo por curarse.
Este nuevo hueso va formando un puente que cierra la brecha entre las vértebras y, eventualmente, fusiona secciones de una y otra vértebra.
Esas partes de la columna vertebral se vuelven rígidas e inflexibles.
La fusión también puede agarrotar tu caja torácica y restringir tu capacidad y función pulmonares.
Entre otras complicaciones podríamos mencionar:
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Inflamación ocular (uveítis): La uveítis es una de las complicaciones más frecuentes de la espondiloartritis anquilosante y puede causar la aparición rápida de dolor en los ojos, sensibilidad a la luz y visión borrosa.
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Fracturas por compresión. Durante las primeras etapas de la espondiloartritis anquilosante, en algunas personas, los huesos se afinan.
Las vértebras debilitadas pueden colapsar, lo que aumenta la intensidad de tu postura encorvada.
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Las fracturas vertebrales pueden ejercer presión y tal vez dañar la médula espinal y los nervios que pasan por la columna vertebral.
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Problemas cardíacos. La espondiloartritis anquilosante puede provocar problemas con la aorta, la arteria más grande del cuerpo.
La aorta inflamada puede aumentar su tamaño al punto de distorsionar la forma de la válvula aórtica en el corazón, lo que deteriora su funcionamiento.
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